En nuestra entrega número 13 estudiamos las interesantes posibilidades que aportaban los filtros correctores de color colocados en la lente al realizar fotografías con luz solar. Pero ¿Es interesante utilizar filtros cuando iluminamos con luz artificial? Ya en ese artículo hablábamos de que no era factible en la práctica utilizar un filtro corrector en la lente e iluminar con flash al mismo tiempo: con el balance de blancos adecuado para la luz solar + filtro, lo iluminado por el flash a corta distancia quedaría de un rojo intenso, así que ese no es el mejor camino. Sin embargo, disponemos de otro enfoque que sí nos permitirá mejorar el color de nuestras imágenes utilizando filtros: colocarlos en la fuente de luz artificial.
Filtrado selectivo
El planteamiento es totalmente diferente: si al colocar un filtro en la lente realizábamos un filtraje de toda la luz que llega al sensor, proceda de donde proceda esta, al colocar un filtro de corrección de color en nuestro flash (o foco) solo estaremos filtrando la luz que llega proveniente de los sujetos iluminados por la luz artificial. Es decir, solo modificamos los colores del primer plano iluminado con el flash, pero sin modificar los colores del entorno o fondo iluminado por la luz solar.
Es por tanto una técnica que solo puede aportar algo cuando realizamos nuestra imagen con luz mixta: no tiene ninguna ventaja colocar un filtro en el flash para hacer un primer plano iluminado solo por esta fuente de luz, ya que el resultado sería similar al obtenido sin filtro; solo habría que seleccionar el balance de blancos (en la cámara o al interpretar el RAW) adecuado a cada caso para obtener la misma imagen con o sin filtro. Ahora bien, que no aporte nada no quiere decir que debamos quitar el filtro del flash si lo llevamos puesto cuando vamos a hacer una toma macro, puesto que un BB adecuado nos permitirá obtener un resultado correcto, tal y como hemos visto.
En un primer plano iluminado solo con la luz del flash el uso de un filtro conversor no tendría ninguna ventaja: podemos conseguir los colores correctos con y sin filtro mediante un Balance de Blancos adecuado a cada caso
Un BB de 5.500ºK, que sería correcto fuera del agua, usado en una toma submarina realizada a media distancia y sin filtro conversor en el flash, provoca que los sujetos aparezcan con una clara dominante azulada. Lo podemos apreciar en el rostro del buceador
El secreto está en el fondo
Pero entonces ¿Qué utilidad tiene cambiar el color de la luz del flash que ilumina un sujeto, si con el balance de blancos puedo adaptarme a las características de la luz del flash sin filtrar? Evidentemente, no se trata de “cambiar” los colores de dicho sujeto, ya que lo normal es que pretendamos que este aparezca en la imagen con sus colores reales: dudo que alguien prefiera que la cara de un buceador salga azul o naranja.
Por tanto, la idea de usar filtros en nuestros flashes no tiene que ver con modificar los colores de los sujetos que aquellos iluminan, si no con obtener unos determinados tonos en el fondo sin por ello cambiar el color de los primeros planos. Expliquemos este concepto, que puede ser un poco esquivo, paso a paso:
• Sabemos que al modificar el balance de blancos (BB) de nuestra cámara, cambiamos la tonalidad de los colores que aparecen en la imagen: suponiendo que iluminemos la cara de una persona con una fuente de luz que llega a la cámara con una temperatura de color de 5.500ºK, obtendremos unos tonos correctos en la fotografía colocando un BB también de 5.500ºK, mientras que seleccionar un BB más bajo, pongamos 4.000ºK, hará que nuestro sujeto aparezca azulado y optar por un BB más alto, digamos 7.000ºK, conseguirá que la piel adquiera un tono rojizo.
• Ahora pensemos en la misma foto, pero añadiendo un fondo azul detrás, que evidentemente depende de la luz solar y no tiene nada que ver con el flash. Al variar el BB de nuestra cámara, no solo cambiamos el tono de la cara del buceador, si no que al mismo tiempo estamos afectando al azul del fondo: una temperatura de color más baja hará que aparezca un azul más intenso, mientras que una temperatura de color más alta nos proporcionará un azul más apagado. No quiero decir con esto que el azul del mar en una fotografía depende exclusivamente del BB empleado: de hecho, influyen en mayor medida las condiciones ambientales, como la transparencia del agua, la intensidad y ángulo de incidencia de la luz del sol o la profundidad… pero el BB sí modificará el resultado para unas determinadas condiciones.
Hemos cambiado el balance de blancos de esta imagen en el interpretador RAW para comprobar cómo afecta a los tonos del primer plano (iluminado con un flash al que se le colocó un filtro conversor que redujo en unos 2.200ºK su temperatura de color) y del fondo azul que recibe la luz del sol.
Como vemos, al seleccionar una temperatura “estándar” de 5.500ºK, la anémona tubo aparece con una fuerte dominante naranja, mientras que una temperatura de 3.400ºK no solo muestra la anémona con un color mucho más realista, si no que además aporta un color azul más intenso al fondo
• Tengamos en cuenta cómo es la luz de nuestro flash: salvo contadas excepciones, lo habitual es que tenga una temperatura de color parecida a la luz solar del mediodía, es decir unos 5.500ºK. Si fotografías a tu modelo fuera del agua a 2m de distancia, su cara quedará con tonos naturales colocando un BB de 5.500ºK en la cámara. Ahora volvamos al ejemplo bajo el agua e intentemos la misma fotografía: en este caso la luz del flash tiene que recorrer la distancia de ida y vuelta que separa nuestro equipo del sujeto, así que sufrirá un filtrado “azul” de 4m de agua y por ello llegará al sensor con una temperatura mucho más alta, pongamos que 7.000ºK (aunque solo es un ejemplo y no pretende ser exacto), así que tendremos que seleccionar un BB también de 7.000ºK en la cámara si no queremos que la cara del buceador quede azulada. Hasta aquí bien, pero ¿Qué ha pasado con el azul del fondo? Pues que al subir la temperatura de nuestro BB, lo hemos vuelto “menos azul”.
• Y ahora es cuando entran en acción los filtros para el flash: supón que le pones a tu flash un filtro que convierte su luz de 5.500ºK en una de 4.000ºK. Al realizar la toma ahora, la luz del flash llegaría al sensor, tras recorrer la masa de agua, con una temperatura de 5.500ºK, por lo que seleccionando la misma en el BB de la cámara; los tonos de la cara del buceador serían igual de correctos y el azul del fondo sería más intenso (y probablemente más atractivo) que en el ejemplo sin filtro.
El uso de un filtro que bajó la temperatura de color del flash en aproximadamente 1.200ºK nos ayudó a conseguir unos tonos de piel naturales sin perder intensidad en el azul del fondo
Uso práctico
Por tanto, la idea que perseguimos al colocar un filtro de conversión a nuestros flashes (o focos) es obtener un mejor color de fondo en tomas con luz mixta, sin por ello dejar de tener colores correctos en el plano cercano iluminado por el flash. Conviene que tengamos en cuenta lo siguiente:
• No hay un filtro “ideal” para todas las situaciones y el filtrado óptimo dependería de la distancia al sujeto iluminado por el flash y de las condiciones que conforman el azul del fondo (o el verde… recordemos que no siempre buceamos en aguas azules). Podemos decir que lo más habitual es usar un filtro que baje alrededor de 1.000ºK la temperatura de color del flash, aunque para resultados más “radicales” en circunstancias que provocan azules muy pobres (agua sucia y cielo nublado, por ejemplo), podemos usar filtros más potentes, incluso para acercar el BB al entorno de los 3.000ºK
• Tengamos presente que cuanto más potente es la corrección del filtro empleado, mayor es la cantidad de luz que resta a nuestro flash. Un filtro que baje los 1.000ºK que hablábamos, supone una pérdida aproximada de 1/3 de valor de exposición. No es mucho, pero como el principal uso de estos filtros esta en la fotografía angular, lo habitual es que los usemos en unión de un difusor, que también absorbe luz. Si usamos filtros de conversión muy fuertes + difusor, estaremos restando una buena cantidad de luz a nuestro flash.
Esta imagen se iluminó con un flash + filtro corrector que redujo la temperatura de color en unos 600ºK, suficiente para no tener que poner un BB alto que perjudicará el azul del fondo
Para fotografiar sujetos a más distancia, el filtrado necesario será mayor. En esta foto se uso un filtro que redujo en unos 1.200ºK la temperatura de color del flash
• Ya dijimos que para tomas de primeros planos iluminadas solo con flash, no tenía sentido corregir la luz de este último. No obstante, cuando voy a macro casi siempre llevo un filtro de poca intensidad y sin difusor que me puede venir bien si tengo que hacer algún primer plano con fondo azul y apenas pierdo un par de décimas de potencia.
• Cuando trabajamos con luz mixta, el caso más fácil se da en los sujetos a contraluz, puesto que la luz solar no incide sobre el sujeto que iluminamos con flash. La cosa se complica cuando fotografiamos un sujeto que recibe al mismo tiempo la luz solar y la del flash, porque al usar filtros en el flash estamos aumentando aun más la diferencia de temperatura de color de las dos fuentes: las zonas de nuestro motivo que reciban la luz del sol aparecerán más teñidas de azul que si no hubiéramos usado filtro.
¿De dónde saco los filtros?
Hasta hace unos pocos años, conseguir un filtro para tu flash podía suponer un quebradero de cabeza y a mí siempre me sorprendió que los fabricantes de flashes no prestaran la más mínima atención a este asunto. No nos quedaba más remedio que buscar alguna solución “casera” que iba desde sujetar el filtro con una simple goma elástica a la parte frontal del flash, a construir portafiltros más o menos ingeniosos que nos permitieran intercambiar filtros de distinta intensidad según nuestras necesidades. Yo aun sigo usando el anillo de fijación del “snoot” de los INON Z-240 a modo de portafiltros para colocar láminas difusoras o de conversión de color.
caseros de distintas intensidades, junto a una lámina difusora y el anillo metálico usado como portafiltros para un flash INON Z-240
Aquí vemos filtros de conversión para flashes INON: el de la izquierda solo convierte a 4.600ºK, mientras que el de la derecha asocia un difusor con una conversión a 4.900ºK
Hacerse los filtros en si mismo fue algo más fácil una vez localizado el producto: finas láminas de polímero que se utilizan en cinematografía para variar las características de la luz de los focos. Son resistentes al agua y a la temperatura, además de razonablemente económicas y se comercializan en una amplia variedad de tonalidades o intensidades de difusión. Se compran en placas que se pueden recortar fácilmente al tamaño de filtro que necesitemos y seguirían siendo la mejor alternativa para filtrados “radicales”.
Por suerte, especialmente para los menos mañosos, en la actualidad los principales fabricantes de flashes comercializan filtros conversores para sus distintos modelos. Los más útiles son aquellos que se sujetan mediante una bayoneta, lo que permite ponerlos o quitarlos con rapidez, y es común que existan versiones con y sin efecto difusor. La intensidad del filtrado es bastante estándar y va desde una conversión a 4.400º hasta 4.900ºK según modelos.