Cámara compacta y su respectiva caja estanca fueron los protagonistas de las primeras dos entregas de este curso básico. Ya tienes cámara y ya puedes meterla bajo el agua, así que es un buen momento para comenzar con la técnica fotográfica: exponer con luz solar es la primera que debes dominar.
La luz precisa
De eso trata la exposición, de la cantidad de luz que debe recibir el sensor de nuestra cámara para formar una imagen correcta. Un exceso de luz conducirá a fotografías demasiado “claras” (sobreexpuestas en terminología fotográfica), que son excesivamente luminosas y presentan demasiadas zonas blancas sin detalle. Por el contrario, si llega poca luz a nuestro sensor tendremos una fotografía subexpuesta, o demasiado “oscura”, que presentará probablemente un exceso de zonas negras sin detalle. Debemos tener presente que, bajo el agua, trabajaremos con dos fuentes luminosas distintas, como son la luz natural (la que proviene del sol) y la luz artificial (la que aporta nuestro flash). Habrá situaciones en que solo emplearemos la luz natural, otras en las que utilizaremos exclusivamente el flash y, por último, otras muchas en las que tendremos que usar ambas fuentes de luz al mismo tiempo (luz mixta). En esta ocasión nos centraremos en la luz natural.
Modos de exposición
Nuestra cámara dispone de dos controles que permiten regular la cantidad de luz solar que llega al sensor: la velocidad de obturación (velocidad más rápida, menos luz llega al sensor) y la apertura (también conocida como diafragma: un número más alto implica menos luz llegando al sensor). También posee una herramienta, conocida como fotómetro o exposímetro, que sirve para medir cuál es la cantidad de luz correcta en cada situación. Todas las cámaras actuales están equipadas con los tres dispositivos, aunque hay diferencias fundamentales entre unos modelos y otros respecto a sus posibilidades de utilización. Estos son los modos de exposición más habituales:
Modo Manual (M). Permite seleccionar de modo independiente la velocidad de obturación y la apertura, guiándonos para ello de la lectura del fotómetro incorporado. Por tanto, posibilita el mayor grado de intervención por parte del fotógrafo en cuanto a exposición.
Modos Programados (P). Es el programa de la cámara el que en todo momento decide cuál es la combinación de apertura y velocidad de obturación adecuadas en relación a los datos que recibe del fotómetro. Muchas cámaras disponen de varios programas diseñados especialmente para distintas situaciones fotográficas, como “Retrato”, “Deporte”, “Paisaje” e incluso “Submarina”.
Modos Automáticos. En el modo con prioridad a la apertura (A), el fotógrafo decide cual es el diafragma que se debe utilizar y el programa de la cámara coloca automáticamente la velocidad adecuada, mientras que en el modo con prioridad a la obturación (S), el fotógrafo elige la velocidad de obturación y la cámara selecciona el valor de apertura adecuado.
Hay muchas cámaras digitales (sobre todo las más compactas) que solo tienen la opción de usar modos programados, aunque como ya comentamos en nuestra primera entrega, es altamente recomendable que la cámara posea modo Manual, incluso aunque no pensemos utilizarlo inicialmente, ya que los modos automáticos no son efectivos en determinadas ocasiones que se dan con cierta frecuencia en fotosub: usar el flash sin tener modo de exposición manual en la cámara es una pequeña pesadilla.
Automatismos
¿Quiere ello decir que los modos programados y automáticos son inutilizables? No, y de hecho nos serán muy útiles en situaciones de luz variable o en las que tengamos que fotografiar con rapidez y sin tiempo para usar correctamente el modo Manual. Si hablamos de exposición con luz solar, podemos decir que los modos automáticos y programados son perfectamente utilizables bajo el agua, sobre todo si aprendemos a utilizar la Compensación de Exposición, una herramienta disponible en todas las cámaras actuales. Trabajando en estos modos, la compensación de exposición permite al fotógrafo “forzar” a la cámara a sobreexponer (compensación positiva ó “+”) o subexponer (compensación negativa ó “–“) respecto al cálculo que la cámara realiza automáticamente basándose en los datos aportados por el fotómetro. La práctica nos dirá en qué situaciones debemos “compensar” la exposición, pero mientras la adquirimos, la pantalla LCD será nuestra aliada: supongamos que queremos fotografiar un grupo de peces en el azul y observamos en la pantalla que en nuestra primera toma en modo Programa aparecen los peces demasiado “claros” (seguramente, el fondo oscuro engañó al sistema de exposición automático y por eso sobreexpone la imagen). En este caso, utilizaríamos el mando de compensación de la exposición para introducir una compensación negativa antes de repetir la toma. Evidentemente, el fotógrafo deberá estimar la cantidad de compensación necesaria en cada caso; esta se mide en valores de exposición (VE) y lo habitual es que podamos introducirlo en tercios o en medios valores, según la cámara. Con un poco de práctica no será difícil, pero tengamos en cuenta que las imágenes que proporcionan las pantallas LCD de las cámaras no son muy precisas y su visualización se ve afectada por la luz ambiental: será preceptivo “acostumbrarse” a la pantalla de nuestra cámara para hacernos una idea, y solo aproximada, de cómo es en realidad la fotografía que estamos visionando. Cuando dominemos el uso del Histograma (Y para ello te recomiendo leer los Consejos Fotosub dedicados a él), tendremos un control mucho más preciso sobre la valoración de la exposición.
En la práctica
¿Qué modo utilizar y cómo? Dependerá de la situación y de las posibilidades de nuestra cámara:
Si tu cámara dispone de modo Manual, mi recomendación es que lo utilices por defecto. Al principio te será más lento e incómodo, pero te ayudará a entender mejor la exposición fotográfica y te preparará para enfrentarte a técnicas más complejas. Trabajando en este modo, introduciremos la combinación de apertura y velocidad que consigan que el fotómetro se sitúe en “cero”, intentando que la velocidad no baje demasiado (1/45 ó 1/60 para un sujeto estático es suficiente, pero puede ser necesaria una velocidad más alta para animales en movimiento). En situaciones con mucha luminosidad (por ejemplo, a poca profundidad y con sol intenso), podrás usar una velocidad alta y al mismo tiempo cerrar el diafragma para obtener una mayor profundidad de campo (aumentamos la amplitud de las zonas enfocadas de la imagen) y una imagen de mejor calidad óptica que con un diafragma abierto (Las aberraciones ópticas que sufrimos al usar un sistema terrestre bajo el agua son menores empleando diafragmas cerrados).
Cuando nos enfrentemos a situaciones en que utilizar el modo Manual sea demasiado lento, como un grupo de delfines que cambian continuamente de posición, será buena idea utilizar el modo Automático (S): seleccionaremos una velocidad suficiente (1/125 como mínimo para el ejemplo de los delfines) y la cámara colocará el diafragma adecuado en cada momento. Otra posibilidad sería colocar un Programa tipo “deportes”, ya que este utilizará una velocidad alta, aunque puede que emplee una innecesariamente elevada; si tu cámara te permite elegir, tendrás más control con (S). En cualquier caso, es buena idea comprobar en la pantalla cómo está quedando la imagen, por si estimas necesario introducir una compensación de exposición.
Conviene recordar también que disponemos del cambio de la sensibilidad para adaptarnos a las distintas situaciones. Una sensibilidad baja de 80 ó 100 ASA será suficiente en la mayor parte de las ocasiones con buena luminosidad y sujetos estáticos o lentos, pero probablemente necesitaremos una sensibilidad mayor, de 200 ó 400 ASA, cuando nos enfrentemos a cielos nublados o animales rápidos, para así poder utilizar velocidades de obturación suficientemente altas. No te recomiendo que coloques la sensibilidad en modo AUTO: es mejor que seas tú quien decida cuándo es imprescindible una sensibilidad mayor a la nominal de la cámara, ya que esta última es la que nos proporcionará mejor calidad de imagen y utilizar una mayor implicará un deterioro de dicha calidad.
Midiendo la exposición
Gracias al menor contraste de las escenas submarinas respecto a las aéreas, la medición de la luz solar debajo del agua no es demasiado problemática. Aun así, debemos tener presente que determinadas situaciones “engañarán” al fotómetro de nuestra cámara y nos conducirán a una exposición incorrecta. Para entender esto, debemos pensar cómo un fotómetro: este dispositivo simplemente se limita a medir la cantidad de luz que le llega a través de la lente, una luz reflejada por los diversos sujetos que componen una escena o emitida por las fuentes de luz que se incluyan en ella. El fotómetro está calibrado para una reflexión del 18% (este porcentaje corresponde al promedio de luz reflejada por los sujetos de nuestro entorno), por tanto nos dará una exposición adecuada para la inmensa mayoría de las situaciones, pero no lo hará con situaciones con sujetos que se aparten mucho del promedio mencionado: si fotografiamos una pared blanca, el fotómetro nos llevará a una subexposición y si lo hacemos con una pared negra, tendremos una sobreexposición. Bajo el agua no tendremos paredes blancas o negras, pero sí situaciones equivalentes. Por ejemplo, imagina que fotografías a un buceador que se encuentra bajo la luz solar y detrás tiene la enorme entrada de una caverna: si el fondo ocupa buena parte del encuadre, nuestro fotómetro sobreexpondrá al buceador engañado por el fondo negro que refleja muy poca luz ¿Qué hacer en estas situaciones? Una vez que sabemos por qué el fotómetro comete el error, será fácil corregirlo. En el ejemplo que pusimos, podría ser adecuado tomar la medición del suelo que hay bajo el buceador y por tanto recibe la misma luz solar que él. Otra opción es compensar la exposición a posteriori juzgando en nuestra pantalla LCD (Mucho mejor a través del histograma) la imagen tomada y repitiendo la toma con la compensación adecuada.
Felicidades por la web, por toda la informacion tan bien explicada y gracias por compartir tus conocimientos:)
Gracias Charlie! Me alegro de que te guste 🙂
Saludos,