Filipinas está formada por 7.107 islas (O eso dice la Wikipedia) y se sitúa en el vértice superior del denominado “Triángulo del Coral”, un área que posee el 76% de las especies de corales conocidas y se considera el epicentro de la biodiversidad en el Indo-Pacífico. Con tanta costa y tanto coral, lo lógico es que tenga buenos lugares para que el fotosub se divierta y Malapascua es uno de ellos.
Por España siempre hemos tenido la percepción de que el buceo en Filipinas es de “mucho bicho pequeño y poco grande” y no deja de ser una fama ganada a pulso: sus aguas rebosan biodiversidad, pero también humanos pescando. Esto último hace que las especies comestibles de una cierta talla escaseen más de lo que deberían en un mar tan rico, al menos comparado con otros destinos con un mayor nivel de protección (o de aislamiento). Lo dicho tampoco significa que debamos viajar solo con el macro puesto cuando vamos a Filipinas; hay arrecifes en muy buen estado y que dan mucho juego para fotografía escénica. También hay zonas con bichos grandes, incluidos tiburones ballena, y un lugar en el que se puede fotografiar a uno de los peces más extraños y esquivos del océano, el tiburón zorro.
Este sitio es Malapascua, que une al clásico repertorio de macrobichos y corales la oportunidad de disfrutar de este precioso animal. Digo oportunidad, porque en el mar pocas cosas están garantizadas, pero lo cierto es que de 4 buceos que hicimos en Monad Shoal, en los 4 vimos al menos un zorro y en 3 pude fotografiarlos con mayor o menor fortuna. Monad Shoal es una amplia meseta sumergida a cuyas estaciones de limpieza acuden los zorros al amanecer, abandonándolas tan pronto crece la luminosidad del día. No parece que los enormes ojos de este tiburón de aguas profundas estén preparados para la luz de las aguas someras, así que prepárate para pegarte un buen madrugón cuando vayas a por ellos. Otra cosa que chocará a cualquier fotosub es la rotunda prohibición de usar el flash para retratarlos, algo que me parece justificado con este magnífico animal (Me viene a la memoria cuando propusieron para las Islas Medas la misma medida, lo cual me pareció una auténtica barrabasada). Es una pena tener que fotografiar al zorro solo con luz natural, a primera hora del día y a 30m de profundidad, aunque la calidad del agua y la abundancia de arena clara echan una mano y se consiguen imágenes mejores de lo que me esperaba. También es verdad que es una de las pocas situaciones en las que he echado de menos disponer de una cámara con sensor full frame para poder subir la sensibilidad a lo loco.
Lo cierto es que tenía cierta desconfianza, pero al final me encantó la experiencia: las elegantes evoluciones de este pez de apariencia prehistórica cuando se aproxima son de las que se te quedan grabadas para siempre, y no me refiero a la cámara. Por lo demás, buceo cómodo, agua caliente, muchos bichitos que buscar y buena compañía. Suficiente para ser un fotógrafo feliz en un viaje.