Simplicidad técnica
Buenas noticias para empezar: fotografiar de noche es más simple técnicamente que hacerlo de día, ya que solo tenemos que ocuparnos de la fuente de luz artificial que llevamos con nosotros y no de la luz del sol, que tantas variantes aporta a nuestras fotos, como quebraderos de cabeza a la hora de exponer. Es más sencillo lidiar únicamente con una fuente de luz, no solo al calcular la correcta exposición, también al intentar prever qué efecto tendrá la iluminación sobre nuestros sujetos; no tendremos motivos teñidos de azul ni sobreexpuestos por culpa de la luz solar. Todas las recomendaciones en cuanto a exposición con flash que vimos en la 5ª entrega de Iniciación Fotosub son perfectamente válidas para la fotografía nocturna.
Por otro lado, hay fotógrafos que opinan que es más complicado conseguir imágenes correctamente enfocadas y encuadradas, pero creo que esto solo es cierto si no llevamos una iluminación auxiliar adecuada. Con una buena luz que te permita localizar, encuadrar y enfocar correctamente, el problema no solo no existe, sino que tendremos menos fallos con el autoenfoque de la cámara que durante el día. Piensa que la luz disponible de noche es siempre frontal y tiene un alto contraste, ideal para el sistema de enfoque de las cámaras, mientras que la luz del día, aun teniendo mayor intensidad, posee menos contraste y a veces llega desde detrás del sujeto… y ya sabemos lo difícil que es intentar enfocar un sujeto medio a contraluz. Algo similar nos puede pasar a la hora de encuadrar y componer, al menos cuando hacemos primeros planos, ya que la iluminación frontal a corta distancia nos mostrará la escena con todo su contraste y colorido en la pantalla o el visor de la cámara.